Hace tiempo que el nombre de esta peluquería aparecía en las redes sociales. Sabía que estaba en Providencia (Pérez Valenzuela 1228) y relativamente cerca de mi trabajo, pero nada más.

Hace algunos días, me agregaron a Facebook y con ello me di cuenta que varias de mis compañeras de trabajo estaban entre sus contactos. Pregunté qué tal era este lugar y me dijeron que era muy bueno, así que pedí hora y fuí.

Mi idea era retocar mi corte en capas. La última vez que lo hice fue en febrero y a pesar de que saqué harto peso de mi cabeza, quedó súper liso. Es cierto, esa es la textura natural de mi pelo, pero si hay algo que me gusta es tener volumen y movimiento y en este tiempo, cada vez tenía mi cabello más aplastado.

Llegué a la peluquería muy puntual y María José me atendió de inmediato. Me preguntó qué era lo que deseaba y le expliqué que quería retocar mis capas porque mi pelo ya estaba muy pesado y sin movimiento. Así que procedió a lavarlo para dejarlo listo para cortar.

Luego del lavado desenredó mi pelo muy bien. Previo a esto, aplicó en mi pelo Equave de Revlon, un desenredante que huele exquisito y que me gustaría comprar cuando se me acaben todas las cosas que tengo. Espero que en un futuro no muy lejano.

María José cortó mis puntas y luego, procedió a darle forma al corte. La capa más corta se ubica a la altura del sostén, lo que a mi me parece muy cómodo porque me alcanza perfecto para hacerme trenzas y peinados varios.

Una vez que cortó, secó mi pelo, donde también aplicó la crema Blah Blah Blah de TIGI, que añade cuerpo y volumen al cabello.  Luego, dividió  algunos mechones, los enrolló y los puso en el difusor. ¡Por fin sé como usar ese adminiculo! Cuando ya tenga la técnica dominada, les mostraré cómo lo hago. Prometido.

El resultado es el que ven en las fotos. La imagen de la derecha fue tomada ayer miércoles en la noche, luego del partido de Chile (teterereteteterere) y la otra, apenas llegué al departamento. Es fácil notar que no perdí mucho largo de pelo y algunas dirán “ay, es que no se nota nada”, “me gustaba más como estaba antes”, etc etc…¿Pero saben? Revitalizar el pelo, incluso sin hacerlo de una manera muy radical, es genial. Es rico notar un cambio y darme cuenta que mi pelo se mueve nuevamente.

A mi me encanta que mi pelo tenga volumen (lo he dicho 1000 veces pero no me canso). Si me hago trenzas, que se marquen, si me hago un moño, que queden ondas. Tener el pelo liso como tabla me aburre a veces. Incluso reflexioné en perder un poco el miedo (sí, lo sé, es absurdo) y cortar un poco más, pero luego pensé en que no podría hacerme trenzas y me arrepentí.

Con los años he podido darme cuenta qué es lo que favorece a mi pelo y lo que no. Al principio, cuando comencé el blog, estaba empecinada en eliminar las capas, pero comprendí que si quiero tener volumen, esta sería la mejor opción. Y no me arrepiento en lo absoluto, si después de todo, no me costó tanto llegar a mi meta capilar como dos o tres veces (coxis) y puedo decir con seguridad que mi pelo ha estado sanísimo todo este tiempo, a pesar de las 2 decoloraciones del balayage del año pasado.

Como tip para quienes tienen miedo de ir a la peluquería: vayan con hartas referencias y teniendo una idea clara de lo que quieren. En mi caso, especifiqué cuanto quería cortar y cómo es mi pelo en el día a día. Por eso, María José no cortó más de lo indicado. Sólo lo preciso para que yo quedara muy feliz y satisfecha con el resultado.

Sobre los valores generales de la peluquería, es mejor que pregunten en Facebook. A mi me salió $15.900 el corte, pero desconozco el valor de los otros servicios. Lo entretenido es que la próxima semana iré por un masaje de regalo ¡yuju!. Un regaloneo siempre es bienvenido.

Esa es mi recomendación, queridas lectoras. Y como último tip: atrévanse a buscar lo que más les favorece, más allá de las convencionalidades a las que estamos acostumbradas.  

¿Cuando será tu próxima visita a la peluquería?